viernes, 10 de octubre de 2008

Arte rupestre (Parte 1)




La pintura sobre roca (arte rupestre) ofrece mayor importancia. El descubrimiento de la cueva de Altamira (1879) supuso una conmoción, y solo se aceptó universalmente su autenticidad cuando se descubrieron las grutas pintadas de Francia. En 1940, unos niños encuentran casualmente las pinturas de Lascaux, a las que se ha atribuido una fecha de 25000 a.C. Entre uno y otro hallazgo, durante setenta años sucesivos, las cuevas iban ofreciendo a los descubridores un fascinante espectáculo de escenas de caza, de animales con flechas clavadas. Esta representación no era para el artista del Paleolítico superior un simple esparcimiento lúdico, sino que tenia la función precisa de propiciar la caza. Se trataba de una concepción mágica de apropiación por la imagen que implica acercamiento.

Estas pinturas ofrecen un alto interés histórico; por ellas sabemos el género de vida de los hombres del Paleolítico superior, las formas de caza, las armas utilizadas, la variedad de la fauna. Asimismo tienen un singular interés artístico. Las técnicas para obtener los colores (mezclas de grasas animales, jugos vegetales, tierras de variados cromatismos, madera quemada para las siluetas en negro…), la sensibilidad por la vida y el movimiento, y el aprovechamiento de las rugosidades de la roca para dar volumen a los cuerpos y movimiento a los miembros configuran conjuntos estéticos que asombran por su calidad.







El lunes más con... Las pinturas de Altamira.





Vero

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