jueves, 6 de marzo de 2008

Michelangelo di Lodovico Buonarroti Simoni


Porque se lo merece todo y hoy hace 533 años que nació este gran artista, quiero dedicarle de mi parte el blog.


Miguel Ángel, quien frecuentemente era arrogante hacia los demás y estaba continuamente insatisfecho consigo mismo, pensaba que el arte se originaba en la inspiración interior y en la cultura. En contradicción a las ideas de su rival Leonardo da Vinci, Miguel Ángel vio a la naturaleza como un enemigo al que hay que superar. Las figuras que creó están de ese modo en movimientos forzados, cada una en su propio espacio aparte del mundo externo.
Para Miguel Ángel, el trabajo del escultor es liberar la forma que, según él creía, ya se encontraba dentro de la piedra. Esto puede verse de manera más vívida en sus figuras sin terminar, las cuales para muchos parecen estar luchando por liberarse a sí mismas de la piedra. La falta de acabado en sus esculturas se debe a que le desagradaban a medio trabajo y las dejaba sin terminar.
También instiló en sus figuras un sentido de causa moral para la acción. Esto puede verse en la expresión facial de su estatua de mármol, el David. Posiblemente, su segundo trabajo más famoso (después del David) es el fresco del techo de la Capilla Sixtina, la cual es síntesis de arquitectura, escultura y pintura. Su Juicio Final, también en la Capilla Sixtina, es la descripción de una extrema crisis.

El techo de la capilla Sixtina
Varias anécdotas revelan que las habilidades de Miguel Ángel, especialmente para la escultura, eran profundamente apreciadas en su tiempo. Se dice que siendo aún un aprendiz había hecho un pastiche de una estatua romana (Il
putto dormiente o un Cupido dormiente, el niño durmiente) de tal belleza y perfección que luego fue vendida en Roma como un modelo original romano al cardenal Raffaele Riario; descubierto el engaño y rechazada la obra, el cardenal invitó a Miguel Ángel a Roma donde llegó el 25 de junio de 1496.
Otra conocida anécdota dice que cuando terminó el
Moisés (San Pietro in Vincoli, Roma), Miguel Ángel golpeó violentamente la rodilla de la estatua con un martillo gritando «¿Por qué no me hablas?». Le influyó en gran medida la escultura del Laoconte, descubierta en su época en las termas del foro. Dice la historia que fue él quien dijo: «Éste es el Laoconte del que habla Plinio». Le impresionó de él la medida monumental del conjunto, la torsión de los cuerpos y la expresividad de los rostros.
~ Vero ~

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ho sent Vero, jo sóc més de Leonardo jeje.

Salut!

Anónimo dijo...

ajaja, si a mi Leonardo m'encanta també!! però avui es el dia de MIguel Angel :P jeje

Besets!!